AUTONOMIA, INDEPENDENCIA Y LIBERTAD

AUTONOMIA, INDEPENDENCIA Y LIBERTAD

“QUERIDO HIJO:

Mientras vivas en esta casa obedecerás las reglas. Cuando tengas tu casa obedecerás tus propias reglas. Aquí no gobierna la democracia, no hice campaña electoral para ser tu madre: tú no votaste por mí. Somos madre e hijo por la gracia de Dios, y yo acepto respetuosamente el privilegio y la responsabilidad aterradora. Al aceptarla adquiero la obligación de desempeñar el papel de madre.

No soy tu cómplice, nuestras edades son muy diferentes. Podemos compartir muchas cosas, pero no somos compañeros. Soy tu madre ¡Y eso es cien veces más que una amiga!

También soy tu amiga, pero estamos en niveles completamente distintos. En esta casa harás lo que yo diga y no debes cuestionarme, porque todo lo que yo ordene estará motivado por el amor. Te será difícil comprenderlo hasta que tengas un hijo, mientras tanto confía en mí…

Atte: Tu Madre” (Anònimo)

Hace algunos años, tuve la oportunidad de leer esta reflexión desde una perspectiva diferente, al leerla en aquella ocasión tuve la impresión (siendo yo adolescente) de que un hijo “nunca” debía ser amigo de sus padres y que estaba mal el hecho de querer intentarlo, que lo que decía una madre se hacía sin rechistar y punto (aun cuando no estuviera de acuerdo)

autonomia1Hace poco volví a encontrar esta reflexión y lo que interpreté fue diferente; pues llegue a la conclusión de que se puede llevar con los padres una relación sana, fuerte y sobre todo basada en la comunicación y los acuerdos. Si bien no una relación de iguales (amigos) pero sí una relación en la que los padres y los hijos puedan escucharse, entenderse y ante todo respetarse.

Como padres muchas veces nos sentimos aterrados cuando comenzamos a notar los cambios en nuestros hijos, hay quienes nos asustan diciendo que entre más crecen los hijos, más crecen los problemas, esto no es ni cien por cierto falso ni cien por ciento verdadero, todo depende de la manera en que vayamos educando y criando a nuestros hijos.

Cuando los hijos llegan a la adolescencia buscan ser más independientes y obtener más libertades, esto como papás puede ser una situación difícil de manejar; pues nuestros niños ya no lo son más y este desprendimiento puede hacernos sentir confundidos, por eso en este artículo té daré algunas estrategias para que puedas sobrellevar los cambios de tus hijos sin querer renunciar en el intento.

Con la entrada en la adolescencia el niño que teníamos en casa irremediablemente deja de serlo. Durante un periodo de aproximadamente cuatro años se producen cambios importantísimos que transformarán al niño en un joven totalmente preparado para la vida adulta. Las preocupaciones más frecuentes que me ha tocado escuchar por parte de los padres suelen ser las que tienen que ver con cuestiones de autonomía, independencia y libertad, suelen llegar preocupados porque su hijo de 13 años quiere ir a una fiesta o porque su hija de 12 años llegó tarde del cine.

Autonomía, independencia, libertad

Los adolescentes piden libertad. Sin embargo, los padres deben sopesar entre el fomento de la confianza en sí mismos para valerse autónomamente, y el conocimiento de que en el mundo hay peligros y amenazas para la salud y seguridad de sus hijos. Algunos padres dan demasiada libertad antes de tiempo, mientras que otros niegan cualquier oportunidad de madurar, aprender a decidir y aceptar las consecuencias.

Las investigaciones indican que los adolescentes se desarrollan mejor cuando mantienen fuertes vínculos familiares al tiempo que se les permite tener opiniones propias e incluso estar en desacuerdo con sus padres. Algunos consejos útiles para manejar el asunto de la libertad y la autonomía son los siguientes:

Fija límites. Los adolescentes se resisten a los límites impuestos, pero los necesitan e incluso los desean. En un mundo cada vez más complicado los límites dan seguridad y sentimientos de estar atendidos. Es más fácil empezar a poner límites durante la infancia, pero no es imposible empezar cuando son adolescentes.

autonomia2Habla claro. La mayoría de adolescentes responden mejor a instrucciones concretas: No es lo mismo decir: “Llega antes de las 9’30h” esto es mucho más fácil de entender y cumplir que “vuelve temprano”.

 

 

 Opciones razonables. Cuando se da más de una opción se facilita que acepten la norma. “Antes de irte a la dormir hay que acabar los deberes, antes o después de cenar, ¿qué prefieres?”.

Libertad por etapas. Según maduran y se hacen más responsables hay que concederles mayores privilegios. Corrigiendo los errores, aprendiendo de las consecuencias, dándoles un cierto margen a la equivocación, y transmitiéndoles claramente nuestras opiniones facilitamos el camino hacia la independencia que supone llegar a la edad adulta. Sin prisa pero sin pausa.

 Salud y seguridad primero. Los adolescentes suelen sentir que son invulnerables, que son especiales y que lo que les ha ocurrido a otros no puede ocurrirles a ellos. Es necesario transmitirles que el amor que se les tiene exige prohibir ciertas actividades o comportamientos que ponen en serio peligro su salud, su seguridad o su bienestar futuro. La adolescencia es un periodo en que las enfermedades graves son poco habituales y las patologías mortales muy raras. A pesar de su estado de salud la violencia y los accidentes son causa de muerte y lesiones habituales en adolescentes. Otros comportamientos como el abandono escolar, el consumo de drogas, o las prácticas sexuales de riesgo pueden comprometer su bienestar futuro.

autonomia3Rechaza limitaciones para el futuro. Aunque quizás no nos guste su forma de vestir a los catorce años, la moda no suele ser algo que limite su futuro. Aunque se preocupen por el futuro la falta de experiencia les puede impedir comprender en profundidad que algunas decisiones de hoy pueden afectarles seriamente a mediano o largo plazo. Hazle saber que tú eres “el guardián de las opciones” y que decidirás tú hasta que sea suficientemente maduro y responsable sobre cuestiones de profundidad. Recuerda que no merece la pena luchar por todo y que a los catorce años quiera teñirse el pelo de un color llamativo no tiene casi ninguna importancia frente a la pretensión de abandonar los estudios, por poner un ejemplo.

Guiar sin controlar. Los adolescentes necesitan explorar en su camino hacia la construcción de su identidad, con lo cual cometerán errores y deberán aprender a aceptar los resultados. Esto no significa que como padre debas renunciar a guiarlos para evitar que cometan demasiadas equivocaciones o errores irreparables. Una buena forma de guiar consiste en preguntar sobre posibles consecuencias de sus acciones y escuchar atentamente: “¿Qué podría ocurrir si…?”. Cada adolescente necesitará ser guiado de forma individual pues incluso entre hermanos adolescentes pueden entender cosas distintas ante la misma norma: “A las doce en casa” significa para uno que antes de las 12’00h hay que estar físicamente de la puerta para adentro, mientras que su hermano puede entender que llamando a las 11’55 para decir que llegará después de comer la pizza que han pedido y tras acompañar a dos amigas a su casa, habrá cumplido.

Permite ciertos errores. Para aprender a resolver problemas y tomar decisiones es necesario equivocarse alguna vez. Permite que cometan algún error siempre y cuando la salud y la seguridad no peligren, pues equivocarse enseña algo tan importante como es recuperarse tras un mal paso. Es difícil que un chico o chica aprenda a recuperarse y continuar si sus padres le resuelven todas las dificultades de la vida.

autonomia4Las acciones tienen consecuencias. Si la norma es llegar antes de las 10h no debe ignorarse que llegó dos horas tarde. Perderías credibilidad si no le haces afrontar las consecuencias de tal retraso. No olvides que el castigo ha de ser proporcionado a la ofensa, y que el resto de la familia y usted mismo no tienen por qué sufrir las consecuencias del incumplimiento de uno de sus hijos. A pesar de todo lo que se diga, la mayoría de los adolescentes confían en sus padres más que en ninguna otra persona. Como padre o madre busca más allá de lo superficial que los comportamientos puedan sugerir y descubrir a la persona que tu hijo o hija adolescente está a punto de llegar a ser. Es necesario que hables con el adolescente y le transmitas que los riesgos para la salud, la seguridad y el bienestar no ocurren por casualidad sino porque se ha decidido ir en esa dirección.

Las investigaciones revelan que la inmensa mayoría de los que practican un comportamiento de riesgo practican alguno más. Los padres deben ser directos y claros al hablar a sus hijos de las graves consecuencias de algunos comportamientos.

autonomia5En conclusión, pensar que los adolescentes están totalmente regidos por los cambios hormonales es una clara exageración. Es cierto que esta etapa supone cambios rápidos del estado emocional, en la necesidad mayor de privacidad, y una tendencia a ser temperamentales, en ocasiones piden ser cuidados como niños y a los cinco minutos exigen que se les deje solos “que ya no son niños”.  Sea cual sea su velocidad de desarrollo muchos adolescentes tienen una visión distorsionada sobre sí mismos y necesitan que se les asegure que las diferencias son perfectamente normales. Pero sobre todo necesitan sentirse seguros y confiados dentro del hogar, sabiendo que pueden hablar abiertamente con sus padres y que en casa existen reglas y límites.

Como papá o mamá no olvides que, a mayor libertad, mayor responsabilidad. De lo contrario libertad sin responsabilidad se convierte en libertinaje.

Bibliografìa: Departamento de Educación de los Estados Unidos. Oficina de Asuntos Intergubernamentales e Interagencia. Cómo ayudar a su hijo durante los primeros años de la adolescencia. Washington, D.C., 20202.La actual versión ha sido adaptada y corregida por Gregorio Verano Rodríguez (Psicólogo. Ayuntamiento de Avilés).

 

 

 

 

 

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *